martes, agosto 09, 2005

Derecho a quejarme

Salgo del trabajo refunfuñando por el poco o mucho trabajo que he tenido. Por lo mucho que me aburre tener que hacer siempre lo mismo. Porque esta semana tengo que cenar casi todos los días fuera y acabaré cansadísimo. Porque casi no tengo tiempo para pintar mis miniaturas. Porque mis acciones en la bolsa hoy no han subido y llevan varios días estancadas.

Voy con mi mochila, a comer como todos los días a la piscina. A hacer deporte y ganar salud. A ponerme moreno. A refrescarme. A comer con Raquel a la sombra de un arbolillo.

Luego tomaré mi café con hielo con los compis y terminaré mi jornada laboral sin pena ni gloria. Esta noche unas tapas con unos colegas a los que veo poco y aprecio mucho.

Y al pasar por un callejón detrás del juzgado de guardia me cruzo con ellos. Casi todos van sucios, con ropas cutres y muy viejas. Casi todos van fumando. Salen de un centro de rehabilitación o desintoxicación o algo así. Algunos parecen vagabundos borrachos, otros gente de mal vivir, otros deficientes. Algunos hablan en susurros, otros gritan, otros van como autistas. Se dispersan, solos o en grupos, a saber a dónde...

¿Qué derecho tengo yo a quejarme? Viéndoles me da la sensación de que ninguno.

Pero al tocer la esquina, sigo mi camino y poco a poco van desapareciendo de mis pensamientos. Y seguro que mañana vuelvo a quejarme de cualquier cosa.

3 Bites:

Blogger Pow dijo...

Todos deseamos lo que no tenemos. Visitar Buenos Aires de noche me produjo exactamente esta misma sensación.
Pero tú quéjate, que eso es sano. Denota que te importa aquello por lo que te quejas.
;-)

11:35 a. m.  
Blogger Buttercup dijo...

Negativo tu estás, vacaciones necesitas ya.

1:16 p. m.  
Blogger Prich dijo...

Como se suele decir:
¡Quéjese,que algo queda!

8:24 a. m.  

Publicar un comentario

<< Virtuality Bites