lunes, agosto 22, 2005

Las Vegas

Entrar en Las Vegas es entrar en una película. Porque es exactamente tal y como la conocemos de verla en los films. Ni más ni menos. Casi diría que la realidad supera a la ficción.

Tras 7 horas atravesando el desierto desde Phoenix por fin... Welcome to Fabulous Las Vegas. Quito la capota del Mustang de alquiler y enfilamos hacia Las Vegas Blvd. Giramos por Tropicana Av. y... ahí está. El Strip. La calle más impresionante del mundo. Solo se ven casinos de lujo. No damos a basto para intentar mirarlos todos, empaparnos de todo. Solo hay ruido, luz, color, gente. Cinco carriles en cada sentido. Dos rubias nos adelantan con su Porsche descapotable matrícula California. Miles de turistas. Al pasar se pueden ver Montecarlo, París, New York. La mítica esquina del Flamingo con sus luces rosas y naranjas. El Bellagio con el lago a sus pies. El mítico Caesar's... allá vamos.

Los casinos por dentro son la locura. Miles de máquinas tragaperras, decenas de ruletas, mesas de dados, mesas de black jack... Ruido, ruido y ruido. Música, monedas cayendo, gente gritando... Todo lujo: lámparas, alfombras, bares. Los croupiers y sus elgantes trajes. Cada casino con su estilo propio. Para mí lo mejor la elegancia del Bellagio y el clásico ambiente romano del Caesar's. Pero puedes pasear por New York, ir a las pirámides de Egipto, a Venezia, a la Isla del Tesoro...

Casi me mareo pensando la cantidad de dinero que se está moviendo allí mismo. Las abuelitas jugando a las 10 de la mañana a las tragaperras con la VISA directamente enchufada. Un japonés y un viejo gordo jugando al poker en la sala VIP (apuesta mínima 500$). Una chica medio borracha jugando al black jack y gritando cada dos por tres. Un chaval en bermudas y con su mochila (¿saldría de clase?) echa su partidita de dados. Una chica negra entra al bar y se sienta al lado de un viejo baboso que pregunta precio. En cada golpe de ruleta, en apenas 30 segundos, se retiran miles de dólares en forma de montañas de fichas...

De noche la emoción se multiplica. Los casinos se vuelven el doble, el triple de impresionantes con sus luces. Te dan papeletas con números de prostitutas cada cien metros. En tres horas no nos recorremos ni la mitad de los casinos. No soy capaz de quedarme con tanto detalle.

Las mismas chicas (observador que es uno) rubias cogen una limusina de 7 metros de largo en la puerta del Bellagio. Son y media y como cada media hora las fuentes del lago bailan al ritmo de alguna canción. Toca la misma melodía que Danny Ocean y sus compinches escuchan tras atracarlo. Pero está abarrotado y tenemos que verlo de puntillas, gajes de la realidad.

Dinero, lujo, vicio, elegancia. Ha estado bien quemar un poco de ese dinero que tanto nos cuesta ganar, a cambio de vivir un par de días de lujo, de olvidarte del mundo cotidiano. Con tres días sobra para ver Las Vegas. Acordamos que no merece la pena volver, salvo cuando seamos ricos y no nos importe fundirnos el dinero sin compasión.

Viva Las Vegas.

PD: supongo que será un guiño del destino, pero allí perdí mis calzoncillos de la suerte. Se quedaron en una habitación del Caesar's, tan grande como mi salón y con jacuzzi al lado de la cama


PD2: hace más de un año de esto, pero aún sigo impresionado

5 Bites:

Blogger Buttercup dijo...

Hay lugares a los que todos deberíamos ir una vez en la vida, aunque sea para perder los calzoncillos de la suerte.

1:05 p. m.  
Blogger Nadia dijo...

Me llamaron las rubias después, encontraron tus calzoncillos... vaya eso si que es suerte :)

1:16 p. m.  
Blogger Raist dijo...

Lo de las rubias fue curioso y verídico. Observador que es uno y buenas que están otras pues las reconocí cuando las vi.

Nadia: Los calzoncillos creo los tiene la gordita cuarentona que limpiaba las habitaciones ;-)

1:33 p. m.  
Blogger Pow dijo...

¿De qué color tiene el pelo tu mujer?
Quizá te fijaste porque te gustan ese tipo de mujeres... ;-)

Nunca iría a las Vegas, me conformo con lo que has contado.

5:26 p. m.  
Blogger Raist dijo...

El gran sueñor era casarme de Elvis y Raquel de Marilyn... pero no coló...

1:23 p. m.  

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