sábado, diciembre 31, 2005

El hombre de la nariz

Uno sigue en su infructuosa búsqueda. Aunque los días de frío y niebla no sean buenos para buscar nada, ahí sigo. Porque no hay nada peor que las excusas. Las excusas siempre son el recurso del que no quiere hacer algo. Algunas pueden incluso parecer convincentes... pero hay que desconfiar siempre de las excusas. Palabra de maestro.

A lo que iba. Hoy al pasar por el Puente de Piedra no he podido evitar recordar otro episodio de mi infancia. Cuando mi padre decía: Hoy pasa por el Puente de Piedra un hombre con tantas narices como días tiene el año. Ayer era el tipo de la orejas, pero siempre me gustó más el de hoy. Y yo, que era muy enano y muy canelo no lo comprendía bien. Ahora me río, casi tanto de la chorrada como del hombre que me imaginaba yo y de lo que pensaba de mi padre en esos momentos.

Pero hoy me he sonreido porque he pensado que finalmente él tenía razón. En eso y en casi todas las cosas que me enseñó, aunque fuera a base de un carácter fuerte. Incluso en aquellas cosas por las que me enfurecía con él en mi época de joven que quería ser rebelde y libre. Tenía razón como casi siempre. Aunque solo tras varios años me vaya dando cuenta. Y yo sin agradecérselo.

miércoles, diciembre 21, 2005

Ciao a la bella Italia...

Regreso a casa. Creo que tendré que pagar exceso de equipaje...

Catedrales. Queso parmesano. Tiendas. No pagar en el bus. Cien iglesias de todo tipo. Los canales de Venezia. Pizza. Moda. Los Poo's. La fiesta salvaje. Arte en Firenze. Tiramisú. Intentar no pagar en los trenes. Y que nos caze el revisor. Pueblos de ambiente medieval. Capuccini con dibujos en la nata. Pedazos de historia. Risotto. Vino frizzante. Parlar un poco de italiano. Mil fotos. Tranvías. Las happy hours. No poder fumar más que en la calle. Pannetone. Anécdotas. Y tantos detalles que se irán borrando...

Me encanta viajar. Me encanta descansar. Me encanta el tiempo libre. Me encanta aprender. Me encanta gastar.

Y ahora, de vuelta a la realidad...

Fotobites XI: Fashion Merry Christmas


Nada ni nadie puede escapar del consumismo y la fiebre de las marcas. Yo también soy una fashion victim.

Felices fiestas y feliz año 2006 para todos.

martes, diciembre 20, 2005

Italia - Firenze

Última visita de las vacaciones. Y lo mejor para el final, como mandan los cánones... La auténtica maravilla: Florencia.

Uno no puede dejar de maldecirse por ser un pozo de ignorancia en ciertas cosas. En esta ocasión por no tener ni idea de arte.

Ni idea de arquitectura, pero oiga, esa catedral, con ese Campanile, con esa cúpula de Brunelleschi... pues me deja impresionado. Y Santa María Novella, y la Santa Croce, y San Lorenzo, y el palacio Pitti, y... A mí me olía todo aquello a Renacimiento, a clásico, a antiguo pero bello.

Ni idea de escultura, pero ese Neptuno, ese Perseo, ese Rapto de las Sabinas, ese David (aunque sea copia), esa anunciación de Donatello, esas puertas del paraíso en el Batipsterio...

Ni idea de pintura, pero esa cúpula del duomo toda pintada con el juicio final, ese Dante enseñando la Divina Comedia a Florencia, todos esos cuadros que no vienen en las guías.

Y uno disfruta de todo aquello igual que uno que no entiende de vinos disfrutará un Vega Sicilia. Sabiendo que es único, sabiendo que es parte de la historia, intentando aprender de lo que ve, de lo que lee...

Y no queda más que sobrecogerse en Santa Croce, viendo las tumbas de Galileo, Miguel Ángel, Maquiavelo...

Para terminar, la visita al Puente Vecchio, de lejos, de cerca, de día, de noche, cruzándolo... ese puente me fascina, no sé por qué. Y con ese helado de avellana que te puedes tomar allí, más todavía.

Hay que volver pues seis horas son pocas en Florencia. Hay que volver a la Plaza de la Señoría, al palacio Vecchio, a imaginarse a los Medici ricos y poderosos. Volver con la cartera llena para poder entrar en los museos, en las iglesias, en todos los sitios, pues allí cobran por todo. Volver con un poco menos de ignorancia para respirar más arte y más historia...

Hay que volver a Florencia, sin duda.

sábado, diciembre 17, 2005

El leñador

Para Prich, que quería saber lo que era afilar.

Había una vez un terrateniente que era dueño de un gran bosque en el que quería talar muchos árboles. Buscaba un leñador eficaz y convocó un concurso.

Se presentaron todos los leñadores de la región porque pagaba muy bien. Allí fue nuestro protagonista, hombre serio, responsable, muy trabajador y con gran experiencia. Ganó el concurso, le contrataron y comenzó a trabajar.

El primer día cortó 100 árboles y muy contento regresó a su casa. Pero el segundo día solo pudo cortar 80, pese a que tenían la misma dificultad que los del día anterior. Para quedar bien con el terrateniente el tercer día madrugó más y se puso a cortar árboles desde el amanecer hasta el anochecer, sin embargo sólo pudo cortar 50.

Ante la impotencia de nuestro leñador, las cosas fueron empeorando según pasaba los días, se levantaba antes de que amaneciera, se acostaba ya anochecido y se esforzaba al máximo, pero cada vez cortaba menos árboles. Por fin decidió hablar con el terrateniente y todo compungido le explicó la situación: “Mire, estará viendo que me esfuerzo más y más, pero no sé lo que pasa que cada vez corto menos árboles. Estoy desesperado, pero ya no puedo más, no descanso, no paro, casi no duermo, pero no puedo cortar más árboles”.

Ante esto su jefe le dijo: “Vengo observando tus dificultades y veo tus esfuerzos para resolverlas, me he dado cuenta que no descansas ni un segundo, pero ¿te has parado a afilar tu hacha?”.

viernes, diciembre 16, 2005

Italia - Bérgamo

Bérgamo es una pequeña joya en medio de Lombardía. Muy cercano a Milano, si no andas con ojo te la puedes saltar de tu ruta, y sería una pena. Vaya que sí.

Está dividida en dos, y conforme vas avanzando por la parte de abajo puedes vislumbrar Citta Alta. Rodeada por una muralla de las de antes, vigila desde lo alto de la montaña. La visión desde abajo es preciosa y prometedora.

Puedes subir en funicular, pero... qué demonios. Viene bien la caminata, para quedarte sin aliento. Para ver la panorámica de la ciudad baja conforme vas subiendo. Y para ganarte el riquiiiiiisimo chocolate que te espera en La Marianna. Con unos pastelitos de auténtico lujazo.

El paseo por sus calles es encantador. Estos italianos son unos babosos con las mujeres pero saben cuidar lo que tienen, vaya que sí. Se respira antigüedad y belleza en cada rincón. El paseo por via Collione hasta Piazza Vecchia es impagable. Luego puedes descubrir el Duomo (nosotros no, que estaba cerrado) y Santa María Magiore. Buen bocado para los amantes del arte y de las iglesias.

Se termina la ascensión en La Roca, fortificación que defendía la ciudad. Si ya es de noche no la puedes apreciar, pero tienes unas vistas de Bérgamo impagables.

Para recuperar fuerzas un delicioso maroccino en Sweet Irene, en la parte baja. Y si tienes suerte te puedes comprar unas botas o zapatos en el Tutti a 19,90.

Para finalizar la jornada, el agroturismo Cerri. Allí revientas a comida típica bergamasca en un sitio muy pero que muy acogedor. Y por 20 eurillos. Y todo muy pero que muy bueno.

miércoles, diciembre 14, 2005

Sensaciones encontradas

Estaban perdidas y las estoy recuperando...

Poder dormir un ratito más. Comer con un vaso de vino, porque luego no hay que ir a trabajar. Rozar sus pies fríos con mis pies calentitos debajo de las sábanas. No tener prisa. Descansar el cuerpo y la mente. Estirar la mano y acariciarla cuando me despierto en mitad de la noche. Tener la mañana libre. No afeitarme en varios días. Sentirse acompañado. No tener rutina. Descubrir. Recordar. Afilar. Vivir sin lunes. Marcarnos un baile en pijama por la casa.

Uno se siente nuevo. Como renacido.

Parece que después de todo el otoño sí que tiene un buen final.

martes, diciembre 13, 2005

Italia - Milano III, el centro


Piazza Duomo y alrededores. Ese el centro neurálgico de la ciudad. Ahí está el movimiento. Allí debes ir a pasear, a perderte, a curiosear, a ahogarte en la marea de gente.

El centro histórico es una gran mezcla. Una mezcla de ingredientes curiosos. Pero que funciona. Tienes una calle repleta de galerías comerciales, y de fondo una catedral gótica. Tienes edificios antiguos con joyerías modernas en su planta baja. Tienes un D&G donde un cinturón vale 120€ y un inmigrante a pocos metros vendiendo imitaciones que cuestan 10 veces menos. Tienes un tranvía al lado de un Porsche Carrera. Jóvenes y viejos, ricos y pobres. Latinos, negros, árabes, sudaméricanos, hindús. Es una gran mezcla de contrastes. Pero una mezcla que funciona. Me encanta el centro de Milano.

Para imprescindible en café Milano, en la calle Vittorio Enmanuelle, para tomar el mejor cappuccino. Parada obligatoria en la galería Vittorio Enmanuelle.

En las calles Monte Napoleone y la Spiga verás todo aquello que no puedes comprarte, adornado por una marca de esas que salen en la tele.

Como despedida, la Piazza de la Scala, con el maestro Leonardo custiodándola
.

sábado, diciembre 10, 2005

Italia - Piacenza

También se puede visitar algún destino que no sea lo típicamente turístico de un viaje a Italia. Por ejemplo los pueblos medievales y los castillos de las provincias de Piacenza y Parma.

Primera parada en Grazzano Visconti. Aparte de conservarse típicamente medieval, tiene un halo misterioso y mágico. El barro y el hielo del suelo. El moho. Las estatuas antiguas a las que les faltan las manos. El castillo al que no se puede pasar. La imaginación vuela en este lugar. Hay mil historias encerradas allí. Incluida la del fantasma de Aloisa, cuya estatua también vemos. Aunque no le dejamos regalo, espero que no nos maldiga. Son las fotos de la parte superior.

Segunda parada en Castell 'Arquato. Maldito anochecer a las 5 de la tarde... Fotografías de la parte de el medio.

Tercera parada en Vigoleno. Es noche cerrada ya y le da un encanto especial. Otra manera de disfrutarlo. Si prestas atención puedes escuchar la música de los juglares de fondo. Hay fiesta en el palacio. Una boda. No nos dejan entrar a curiosear. Una pena, seguro que el banquete es deluxe y está la corte en pleno. Fotografías nocturnas de la parte final.

Nos hemos perdido el castillo de Gropparello, con comida medieval en su taberna. Pero cuando hemos cogido el desvío y hemos comenzado a subir por una pendiente embarrada del 10% la cosa se ha puesto fea. Al fin y al cabo un Fiat Punto no es un todo terreno. Y cuando el camino ha aparecido nevado la cosa se ha puesto un pelín más fea. No así el paisaje. Afortunadamente podía seguir el surco de otros coches. Pero al encontrar otra pendiente, helada esta vez, sin surcos y con un coche volcado en la cuneta... fea no es la palabra. La cosa se ha puesto muy puta. Prudentemente hemos perdido el sentido aventurero y hemos decidido dar media vuelta.

Pero al dar media vuelta, una de las ruedas se ha metido en la nieve. Y de allí ya no quería moverse. Al intentar salir, la rueda convertía la nieve en bloque de hielo y la cosa se ponía peor. Un móvil casi sin batería... sin saber exactamente donde estábamos... a varios kilómetros de la civilización... por allí no pasaba un alma... Yo ya estaba pensado como rifarnos qiuén se comía a quién... Bueno, no había nada que rifar. Yo me la como. Porque soy más fuerte. Porque me da menos asco. Y porque tengo más probabilidades de sacar el coche de ahí.

Al final hemos conseguido quitar la nieve con las manos. E ir marcha atrás hasta una curva donde no había nieve. Dar media vuelta... y salir de allí a 5 kilómetros por hora, como alma que persigue el diablo. Uffff. Parece que el fantasma de Aloisa se enfadó por no tener regalo. Así que como homenaje os pongo una foto.

miércoles, diciembre 07, 2005

Italia - Venezia


Solo desearía haber nacido unos siglos antes. Y ver todo esto en su máximo esplendor. Carruajes, cortesanas, mercaderes, nolbes. Carnaval. Lujo y lujuria. Intrigas.

Pero aquí estamos, en el siglo XXI. Y Venezia conserva su encanto. Pero al pasear por sus sucias calles, con el mal olor, las bolsas de basura, los edificios sin cuidar... uno siente cierta pena y piensa que esta podría ser la ciudad más bonita del mundo... pero se queda en algo precioso porque el que tuvo retuvo, pero es una ciudad que parece venida a menos, condenada a hundirse en el mar. Aprovechen.

Y aun con ese regusto triste, uno disfruta a toneladas. Y más que disfrutaría si entendiera de arte. Pero soy más de rincones con encanto, puentes pintorescos, las góndolas surcando los canales, máscaras y murano. Y de eso aquí hay para dar y regalar.

Y por supuesto el puente Rialto. Y San Marcos medio inundada, por un día nos perdimos el récord histórico de marea. No sé si buena o mala suerte. Y esa basílica, que si fue concebida para que descansara un evangelista, pues imagínense... Y el puente de Los Suspiros. Casi creo ver a Casanova, de los tribunales a la cárcel, escapando saltando al canal...

martes, diciembre 06, 2005

Italia - Milano II, il Duomo


Aunque yo no sea muy amigo de visitar iglesias y catedrales, he de reconocer que esta es para ir con la boca abierta todo el recorrido. Te pierdes entre los infinitos detalles. Entre sus 3500 estatuas. Intentando retenerlo todo, sabiendo que no podrás retener nada.

La nieve le da un puntillo especial, a la vez que peligroso cuando caminas por el mármol del techo.

Y arriba la Madonnina, recubierta de oro. Parece que atrae todos los rayos de sol. Y por la noche es el único punto iluminado.

Bonita catedral, sí señor.

domingo, diciembre 04, 2005

Italia - Milano I

Milano me recibe con un frío del carajo. Con trofi al pesto. Con queso parmesano. Y con una nevada histórica.

La última moda aquí es tener un Winnie de Poo disfrazado. Esto es un pequeño muñeco con el careto de Poo, recubierto del cuerpo de un animal. Resulta curioso. A mí me toca un cangrejo. Edito y pongo una foto del mío.

El lambrusco rosado no es típico de aquí. De hecho por lo visto cuesta encontrarlo.

Por la tarde noche puedes tomar el aperitivo. Pagas 6 euros por una cerveza y tienes buffet libre de pizza, macarronni, verduras y similares.

Siempre me gusta aprender curiosidades, aunque parezcan tontadas, de las culturas que visito.

jueves, diciembre 01, 2005

Me voy

Me voy a tomar un capuccino al puente Vecchio. A seguir el rastro de Leonardo y Michellangello. A curiosear Ferraris y Versaces. A imaginarme a Casanova saltando por el Puente de los Suspiros. A asombrarme en el Vaticano. A merendar al lago di Como. A pasar en góndola bajo el Puente Rialto. A respirar la herencia de los Medicci. A fotografiar paisajes prealpinos. A cenar cerca de La Scala.

Por aquí leerán mis aventuras. Ciao bambinos.