miércoles, agosto 31, 2005

Las causas

Las causas
de Jorge Luis Borges

Los ponientes y las generaciones.
Los días y ninguno fue primero.
La frescura del agua en la garganta de Adán.
El ordenado Paraíso.
El ojo descifrando la tiniebla.
El amor de los lobos en el alba.
La palabra. El hexámetro. El espejo.
La torre de Babel y la soberbia.
La luna que miraban los caldeos.
Las arenas innúmeras del Ganges.
Chuang-Tzu y la mariposa que lo sueña.
Las manzanas de oro de las islas.
Los pasos del errante laberinto.
El infinito lienzo de Penélope.
El tiempo circular de los estoicos.
La moneda en la boca del que ha muerto.
El peso de la espada en la balanza.
Cada gota de agua en la clepsidra.
Las águilas, las fotos, las legiones.
Cesar en la mañana de Farsalia.
La sombra de las cruces en la tierra.
El ajedrez y el álgebra del Persa.
Los rastros de las largas migraciones.
La brújula incesante. El mar abierto.
El eco del reloj en la memoria.
El rey ajusticiado por el hacha.
El polvo incalculable que fue ejércitos.
La voz del ruiseñor en Dinamarca.
La escrupulosa línea del calígrafo.
El rostro del suicida en el espejo.
El naipe del Tahúr. El oro ávido.
La forma de las nubes en el desierto.
Cada arabesco del caleidoscopio.
Cada remordimiento y cada lágrima.

Se precisaron todas esas cosas
para que nuestras manos se encontraran.

lunes, agosto 29, 2005

Charlie y la fábrica de chocolate

Tierna y preciosa historia para niños y mayores. Mientras me pierdo en el estrafalario universo diseñado por Tim Burton, rejuvenezco unos cuantos años hasta rozar la infancia de nuevo. Y recupero unos cuantos kilos de inocencia que he ido perdiendo en el camino hacia la madurez. Salgo del cine con una sonrisa bobalicona. Por un momento te olvidas de problemas, rutinas, trabajo, cansancio.

Alrededor del chocolate nos cuentan una historia sobre una familia pobre pero feliz, que supera los avatares de la vida solo con la esperanza de un futuro mejor. Una historia sobre sueños imposibles que dejan de serlo. Una historia sobre niños monstruosos por la mala educación de unos padres odiosamente tópicos...

Y todo ello adornado de grandes decorados, y originales, absurdos y divertidos escenarios. Con esa estética Burton que me encanta, repleta de detalles geniales, recién salidos de un cuentecillo de fantasía.

Excelente el señor Deep como el chocolatero Wonka. Un extraño personaje (un tanto bunburyano, por decir algo) que le viene como anillo al dedo. Con ese punto de rareza llevada magistralmente y que empieza a ser clásico en él (Eduardo Manostijeras, Jack Sparrow). Adorable el pequeño Charlie, bordando el papel de niño perfecto, el hijo que todos querríamos. Hasta consiguió colocarme al borde de las lágrimas un par de veces.

Película ideal para los que quieran volver a ser niños durante un ratito. A mí me gustó. Y mucho. Como recomendación, llevaros una tableta de chocolate al cine, en lugar de comprar palomitas.

jueves, agosto 25, 2005

Extractos de El Alquimista (III)

Tal vez el desierto fue creado para que el hombre pudiera sonreír con las palmeras.

lunes, agosto 22, 2005

Las Vegas

Entrar en Las Vegas es entrar en una película. Porque es exactamente tal y como la conocemos de verla en los films. Ni más ni menos. Casi diría que la realidad supera a la ficción.

Tras 7 horas atravesando el desierto desde Phoenix por fin... Welcome to Fabulous Las Vegas. Quito la capota del Mustang de alquiler y enfilamos hacia Las Vegas Blvd. Giramos por Tropicana Av. y... ahí está. El Strip. La calle más impresionante del mundo. Solo se ven casinos de lujo. No damos a basto para intentar mirarlos todos, empaparnos de todo. Solo hay ruido, luz, color, gente. Cinco carriles en cada sentido. Dos rubias nos adelantan con su Porsche descapotable matrícula California. Miles de turistas. Al pasar se pueden ver Montecarlo, París, New York. La mítica esquina del Flamingo con sus luces rosas y naranjas. El Bellagio con el lago a sus pies. El mítico Caesar's... allá vamos.

Los casinos por dentro son la locura. Miles de máquinas tragaperras, decenas de ruletas, mesas de dados, mesas de black jack... Ruido, ruido y ruido. Música, monedas cayendo, gente gritando... Todo lujo: lámparas, alfombras, bares. Los croupiers y sus elgantes trajes. Cada casino con su estilo propio. Para mí lo mejor la elegancia del Bellagio y el clásico ambiente romano del Caesar's. Pero puedes pasear por New York, ir a las pirámides de Egipto, a Venezia, a la Isla del Tesoro...

Casi me mareo pensando la cantidad de dinero que se está moviendo allí mismo. Las abuelitas jugando a las 10 de la mañana a las tragaperras con la VISA directamente enchufada. Un japonés y un viejo gordo jugando al poker en la sala VIP (apuesta mínima 500$). Una chica medio borracha jugando al black jack y gritando cada dos por tres. Un chaval en bermudas y con su mochila (¿saldría de clase?) echa su partidita de dados. Una chica negra entra al bar y se sienta al lado de un viejo baboso que pregunta precio. En cada golpe de ruleta, en apenas 30 segundos, se retiran miles de dólares en forma de montañas de fichas...

De noche la emoción se multiplica. Los casinos se vuelven el doble, el triple de impresionantes con sus luces. Te dan papeletas con números de prostitutas cada cien metros. En tres horas no nos recorremos ni la mitad de los casinos. No soy capaz de quedarme con tanto detalle.

Las mismas chicas (observador que es uno) rubias cogen una limusina de 7 metros de largo en la puerta del Bellagio. Son y media y como cada media hora las fuentes del lago bailan al ritmo de alguna canción. Toca la misma melodía que Danny Ocean y sus compinches escuchan tras atracarlo. Pero está abarrotado y tenemos que verlo de puntillas, gajes de la realidad.

Dinero, lujo, vicio, elegancia. Ha estado bien quemar un poco de ese dinero que tanto nos cuesta ganar, a cambio de vivir un par de días de lujo, de olvidarte del mundo cotidiano. Con tres días sobra para ver Las Vegas. Acordamos que no merece la pena volver, salvo cuando seamos ricos y no nos importe fundirnos el dinero sin compasión.

Viva Las Vegas.

PD: supongo que será un guiño del destino, pero allí perdí mis calzoncillos de la suerte. Se quedaron en una habitación del Caesar's, tan grande como mi salón y con jacuzzi al lado de la cama


PD2: hace más de un año de esto, pero aún sigo impresionado

viernes, agosto 19, 2005

Me quedo sin fiestas

Por primera vez en trece o catorce años no iré a las fiestas de Waterlife, el pueblo de uno mis amigos. Allí he estado yendo de manera continuada, porque la verdad es que me lo pasaba muy bien. Es como un reducto para desfasar una vez al año. Ver a gente que solo veo de agosto en agosto. Un poco de liberación. Mucho alcohol. Quizá ya no es como era antes, porque somos un poco más abuelos supongo, pero siempre está bien volver.

Allí me he pillado las mayores cogorzas de mi vida (el que me muero que me muero, el día que solo hablaba en verso, o el día que un caballo quiso relaciones de sexo otral conmigo son de las más sonadas). Allí forjé la leyenda de mi maldición (sí, señoras y señores no me comí una rosca ningún año). Allí vi como uno de mis mejores amigos encontró a la que hoy es su mujer. Allí hice alguna burrada de vez en cuando y alguna gamberrada histórica... Y volver allí es recordar esos años locos y sentirte un poco más joven y salvaje durante unas horas.

Este año sin embargo me voy de camping a la playa donde está la mejor amiga de mi mujer y su novio. Estará bien por la aventurilla del camping (soy un ratón de ciudad comodón) y porque lo paso bien con ellos (sobre todo con él, no tiene idea buena, como yo). Pero sinceramente me apetecía más lo otro.

Supongo que compartir el camino con alguien tiene estas cosas. Yo, que siempre voy a mi bola, por una vez he conseguido no intentar inventarme algo para salirme con la mía, no hacer chantaje emocional, no hacer demagogia barata, no trucar la balanza de pros y contras. Me he callado y voy a la playa más feliz que Chupilla, porque sé que a Rach le hace mogollón de ilusión y porque he aprendido a ceder. ¿Estaré evolucionando hacia un pokemon superior?

jueves, agosto 18, 2005

Una de perros

Mi panicodio hacia los perros comenzó el día de mi Primera Comunión. Repeinadito y todo guapetón con mi pantalón corto y mi chaqueta azul bajé corriendo emocionado las escaleras de mi casa. En el rellano del primero me encontré con un perro lobo blanco, más grande que yo. Me di un susto de cojones y me di la vuelta y subí como alma que lleva el diablo a refugiarme con mis papis... Luego dijeron que el perro me siguió porque quería jugar conmigo, "es como un niño, solo tiene unos pocos meses"... ¡y un huevo! me quería comer, lo juro. El hecho es que el maldito chucho me dio con el hocico y me rozó con un diente... una moradura y un rasguño y poco más. Pero claro, el susto fue de órdago.

En otra ocasión, en la finca de un tío de un primo, el perro guardián me persiguió el muy cabrón ladrando como un poseso y tuve que tirarme a la piscina vestido para salvar la vida por segunda vez ante los jodidos perros. Y eso que no podía mojarme porque tenía un derrame en un ojo, pero en esos momentos preferí quedarme ciego a ser devorado.

Ante estos episodios de la infancia, siempre he desconfiado de los perros. Me asusto cuando ladran, no me mola que vengan con sus bocas abiertas enseñando sus dientes amenazadores... paso con recelo al lado suyo... Conforme he ido creciendo, he ido superando este miedo. Aunque más que superándolo lo he ido transformándolo hacia el asco. Me repugna que me olisqueen, que me laman, que me apoyen las patas, el olor que dejan en los coches... Por no hablar de las meadas que te encuentras en todas las esquinas y las cagadas en los parques y en la calle.

Pero hubo un perro que se ganó un huequito en mi corazoncillo, que también lo tengo. Rey. Grande, de movimientos lentos, de mirada sincera. Rey vive en Arizona, en casa de la tía de Raquel, donde tuve la suerte de pasar tres semanas inolvidables de viaje de novios. Además de Rey, allí vive Strider, un perro de esos con cara de loco criminal, con los cuartos traseros musculosos, que podrían arrancarte un brazo de un solo mordisco. A mi me recordaba a esos que aparecían en las pelis de nazis y que soltaban para pillar a los que se fugaban de los campos de prisioneros. Strider era joven y muy agresivo. Rey era viejo y muy tranquilote.

Strider me la juró desde el primer momento. Venía ladrando y jadeando, se arrimaba en plan amenzador y menos mal que siempre alguien me lo quitaba un poco de en medio para que pudiera pasar. El caso es que un día, al levantarme decido darme un bañito reparador en la piscina. Mi mujer seguía durmiendo y no había nadie más en la casa. Tras el chapuzón me dispongo a volver a la casa y ahí está... con ese "grrrrrrrgrrrrrrrgrrrrrr"... plantado en la única salida de la valla de la piscina. Me acerco como si nada para intentar que no huela mi miedo (eso dice la peña, pero creo que huelen otra cosa los muy perros) y al dar un paso se pone a ladrar como un poseso. Si se pudiera traducir creo que hubiera oído algo así como "quédate ahí quieto y meate encima, porque como te acerques un paso más te despedazo pringado". Así que, claro, me quedé quieto.

Él seguía con su "grrrrrrr grrrrrr grrrrrr" para que no se me olvidara quien mandaba allí. Tras dos minutos en los que creo que ni parpadeé volví a lanzar un paso y otra vez. "¿No te he dicho que te quedes quieto? ¿Quieres que me lance sobre ti y te demuestre lo que puede hacer un perro fuerte y joven a un tipo como tú?" Yo me acordaba de Cujo, el perro rabioso de Stephen King. Yo volvía a quedarme inmóvil. Estaba completamente cagado. No sabía cómo podría salir de allí... los minutos parecían años... Pensaba que en cualquier momento Strider entraría en la piscina y vendría a por mí... por alguna extraña razón... y me atacaría...

Y entonces vino Rey. Se plantó al lado de Strider y le gruñó. Entró en la piscina y se quedó un rato a mi lado. Entonces empezó a caminar hacia la puerta y se volvió para que le siguiera. Yo le seguí. Strider hizo un amago de ladrar pero Rey le hizo callar y apartarse con un simple empujón cuando llegó a la entrada. Yo salí corriendo a refugiarme en la casa. Rey me salvó la vida. Y yo, como Chewie, le juré fidelidad eterna. Hasta le acariciaba y le hablaba cariñosamente.

Supongo que el bueno de Rey sigue envejeciendo a miles de kilómetros, bajo el sol de Arizona. El único perro por el que siento debilidad.

P.D. Consumé mi venganza una tarde que Rey estaba a mi lado y tenía la metralleta de agua del primo de Raquel (una de esas que echan un chorro que hace hasta daño) bien cargadita. Jódete Strider loco.

martes, agosto 16, 2005

Extractos de El Alquimista (II)

Las cosas sencillas son las más extraordinarias y solo los sabios consiguen verlas.

jueves, agosto 11, 2005

Ayer le eché de menos

Ayer eché de menos al Califa. Es uno de mis atletas favoritos. Me enganchó por su manera de ganar, por su aspecto de buena persona, por su discrección y por su apellido. Hicham El Guerrouj (vieja moneda que viene del Este) faltó ayer en la final mundialista de los 1.500 metros. Era la primera final en la que no ganaría desde 1997 (siete finales de mundiales ganadas desde entonces). Eché de menos el saber que iba a ganar, aunque no supieras ni cómo ni cuando... pero siempre terminaba llegando primero con su zancada triunfal a la meta...

Bueno, siempre no. En Atlanta 96 pisó a Morcelli y vio desde el suelo, entre lágrimas, cómo se esfumaba su primera oportunidad del oro olímpico. Pero él siguió entrenando en solitario en las montañas del Atlas. Y en Sidney, contra todo pronóstico, perdió su segunda oportunidad para el oro olímpico cayendo sorprendentemente ante el keniata Ngeny. Pero él siguió entrenando en solitario en las montañas del Atlas. Y en París 2003 quiso la gloria al intentar el doblete 1.500-5.000... y perdió el 5.000 ante otro keniata, Kipchoge. Pero él siguió entrenando en solitario en las montañas del Atlas.

Y fue en Atlanta 2004 cuando alncazó el mito. 80 años después, El Guerrouj consiguió el oro olímpico en el 1.500 y 5.000. Ni keniatas ni etíopes pudieron ganarle.

Ahora descansa tranquilo y feliz, con sus infinitas victorias, sus impagables oros de mundiales y olimpiadas, sus récords del mundo (1.500, milla y 2.000), su premio príncipe de Asturias. Descansa tranquilo y sigue siendo un hombre comprometido. Dudo que le volvamos a ver corriendo.

miércoles, agosto 10, 2005

Como un elefante

La función del circo ha terminado y ahí está el elefante, con una pata atada a una estaca de madera. Esto sí que es para quedarse con la boca abierta y no los domadores, acróbatas o malabaristas.

¿Por qué no hace un pequeño gesto empleando una pequeña parte de su fuerza y arranca la estaca para poder emprender el camino de su libertad?

Porque siempre, desde que nació, estuvo encadenado a la estaca y aprendió que no podía escapar de ella. Creció y siguió encadenado a la estaca creyendo que no podía escapar. Jamás se le ocurrió que tenía fuerza suficiente para poder ir adonde quisiera y que la estaca no representaba ningún problema para él.

martes, agosto 09, 2005

Derecho a quejarme

Salgo del trabajo refunfuñando por el poco o mucho trabajo que he tenido. Por lo mucho que me aburre tener que hacer siempre lo mismo. Porque esta semana tengo que cenar casi todos los días fuera y acabaré cansadísimo. Porque casi no tengo tiempo para pintar mis miniaturas. Porque mis acciones en la bolsa hoy no han subido y llevan varios días estancadas.

Voy con mi mochila, a comer como todos los días a la piscina. A hacer deporte y ganar salud. A ponerme moreno. A refrescarme. A comer con Raquel a la sombra de un arbolillo.

Luego tomaré mi café con hielo con los compis y terminaré mi jornada laboral sin pena ni gloria. Esta noche unas tapas con unos colegas a los que veo poco y aprecio mucho.

Y al pasar por un callejón detrás del juzgado de guardia me cruzo con ellos. Casi todos van sucios, con ropas cutres y muy viejas. Casi todos van fumando. Salen de un centro de rehabilitación o desintoxicación o algo así. Algunos parecen vagabundos borrachos, otros gente de mal vivir, otros deficientes. Algunos hablan en susurros, otros gritan, otros van como autistas. Se dispersan, solos o en grupos, a saber a dónde...

¿Qué derecho tengo yo a quejarme? Viéndoles me da la sensación de que ninguno.

Pero al tocer la esquina, sigo mi camino y poco a poco van desapareciendo de mis pensamientos. Y seguro que mañana vuelvo a quejarme de cualquier cosa.

lunes, agosto 08, 2005

Sí que había algo que hacer

Este fin de semana marché a regañadientes y refunfuñando a un sitio donde no me apetecía demasiado ir, y pensé que iba a perder el tiempo, pues no tenía nada que hacer. Y finalmente sí que tenía algo que hacer, algo más importante que cualquier cosa que pudiera haber hecho si no hubiera ido: ver cómo Raquel era feliz.

La pena es que me di cuenta tarde. Qué necio soy a veces... Intentaré aprender la lección, que ya es algo.

viernes, agosto 05, 2005

Extractos de El Alquimista (I)

No tenía miedo a las dificultades: lo que la asustaba era la obligación de tener que escoger un camino. Escoger un camino significaba abandonar otros.

jueves, agosto 04, 2005

Beautiful girls

Peliculón de los que me gustan.

Un puñado de historias que se entrelazan alrededor de un pianista. Un grupo de viejos amigos, perdedores, estancados en sus propias derrotas. Estancados en algo que fueron y les hizo felices. Incapaces de superarlo, se aferran a ello hundiéndose irremediablemente. Incapaces de saltar de la adolescencia a la madurez. Solo cuando los avatares de la vida les obligan a pasar página, superan la infelicidad producidad por la felicidad pasada, encontrando al menos nuevos caminos que recorrer.

Una colección variopinta e interesante de personajes interpretados de manera excelente. Mención aparte para Andera (Uma Thurman), cuyo personaje es una mujer a la que pocos se resistirían. Y por supuesto para Marty (Natalie Portman), que con trece años representa a la adolescente a la que cualquiera esperaría hasta que cumpliera 20 años.

Momentos inolvidables para mi son sobre todo ese Sweet Caroline que se marcan todos juntos mientras beben whisky, y ese asalto para vengar a su colega apaleado. Grandes momentos de amistad verdadera.

Y bonito final, sin estridencias, sin empalagar.

lunes, agosto 01, 2005

El diario

Abro un periódico cualquiera al azar.

Un político corrupto se ha levantado un puñado generoso de euros haciendo cualquier capullada. Unos cuanto que trágicamente han caído en las carreteras. Un borracho que da una paliza a su mujer. Otro puñado de muertos en un país africano que se descompone ena guerra. Absuelto un hombre que atropelló a otro por falta de pruebas. El hambre sigue fulminando a miles y miles de niños que fueron a nacer en el lugar equivocado. Pérdidas millonarias por un huracán en Centroamérica.

Pero el diario no hablaba (de ti) del piso nuevo de Carla y Nacho, que han comprado con sus ahorros y sus ilusiones, e irán dándole forma mientras dan forma a su vida en común. No hablaba de Silvia, esa personita perfecta que se ríe cuando le pones caras, le gusta tirar del pelo, llora cuando tiene hambre, aún no sabe hablar y ha llenado de alegría nuestra familia. No hablaba de que Elena y Fran ya tienen planes de boda, pues Fran parece que tiene su trabajo estable. De que Fer ya no se come el tarro ni se agobia porque María le dejó. De que Alberto tendrá un Diego a finales de año y está recuperado de su problema de salud.

De que estamos todos bien y aunque el mundo se emponzoñe y muchas veces vengan mal dadas, siempre podemos ir haciendo escala y ver el bright side of life.