miércoles, septiembre 28, 2005

El momento más dulce

A petición de Susej.

Prólogo: obviaré mi momento más amargo, pues está desterrado. Y de momento guardaré mi secreto. Pero contaré mi momento más dulce, que duró tres semanas, así de sortudo soy. Esto es más o menos lo que sucedió en mi momento más dulce...

Aquel día no podía respirar. La ciudad dormía y yo me levanté y me fui. Y cabalgué a encontrarme con un dragón blanco. Y en sus lomos crucé el océano. Y debía ser un dargón blanco de la suerte. Vaya que sí.

Y allí estaba ella. Con la sonrisa del que aún cree que está viendo un espejismo. Y con una langosta de chocolate. Aquel tipo con aquel turbante nos llevó en aquel Cadillac rosa. Y todo era nuevo. El cielo. El verde. El puente. Las calles. Las casas. Y ella. Sobre todo ella.

Y, cogidos de la mano, me enseñó la ciudad a la que tenéis que ir a buscarme si me marcho sin dejar rastro. El puerto, con sus embarcaderos de madera, con sus bohemios ambulantes, con su pescado frito. Sus jardines, pequeños, hermosos, tranquilos, distintos. Su parque (que aquí llamaríamos bosque), con sus ardillas comiendo avellanas de nuestras manos.

Y, cogidos de la mano, me enseñó lo que guardaba en su corazón. Lo que le hacía sonreir. Lo que le hacía llorar. Lo que le hacía vibrar. Lo que le hacía sufrir. Me enseñó a ver la vida a través de sus ojos. Quiso aprender a verla a través de los míos.

Y encontramos un faro. Y una pintora que vivía entre las flores. Y un pueblo con casas de colores. Y un atardecer maravilloso. Y un puercoespín, antes de ver las focas. Y una roca que se asomaba al borde un precipicio. Y ballenas. Y mermelada de fresa. Y playas de mareas infinitas.

Y mientras conocí a la niña que fue. A la niña que seguía siendo. A la mujer que era. A la mujer que quería ser.

Y aprendimos a remar juntos en el mismo kayak. Admirando el paisaje. Sin miedo a salir a océano abierto. Con miedo cuando estuvimos en el océano y nos topamos con un remolino.

Y aprendí cómo era cuando duerme. Cómo sabe cuando besa. Como siente cuando ama. El olor de sus susurros. El sabor de su cuello. El tacto de su espalda. La forma de su cuerpo en la penumbra. El sonido de las luces de colores.

Y jugamos al frisby con un chino. Y paseamos por los cementerios. Y comimos pastel de hoja de arce.

Y de allí volví con más ilusiones, con más sueños, con más besos, con más miedos, con más recuerdos, con más alegría, con más vida, con más ella.

Y desde entonces de mi cama cuelga un atrapasueños. Los sueños malos quedan atrapados y se van cuando amanece. Los sueños buenos permanecen en él.

A veces, si las cosas van mal, solo tengo que recordar aquello.

martes, septiembre 27, 2005

Fotobites IV: Detalle


Abruptos acantilados. El olor del Mediterráneo. Las calles empedradas con casas blancas. La morada de un genio loco y hortera. Las calas medio desiertas. Aromas medievales a la orilla del mar.

Y sin embargo es un pequeño detalle el que me hechiza. El que eclipsa todo lo demás. El que más atrae.

jueves, septiembre 22, 2005

Extractos de El Alquimista (V)

Solo una cosa hace imposible un sueño: el miedo a fracasar.

Happy birthday to youuuuuuu

Hoy es el cumpleaños de uno de mis mejores amigos. El que más tiempo lleva conmigo. 26 años juntos nada más y nada menos. Con el inicio del curso por estos días será también el aniversario de la primera vez que coincidimos en el jardín de infancia, con 3 añetes.

Digamos que lo ha visto todo de mi y viceversa. Cientos de chorradas, cientos de historias, cientos de cervezas, cientos de capulladas, cientos de mosqueos, cientos de todo. Y ahí seguimos. En la brecha. Sin tregua. Así da gusto.

Pues eso, felicidades chaval!!!!!! Felices veintitodos!!!! Y que cumplas muchos maaaaaaaaaaaaás!!! Y el sábado fiestaaaaa!!!!

Fotobites III: Orgullo


Nuestros caminos se cruzan en mitad del camino. Él para frente a mí. Altivo. Sin miedo. Mirada desafiante. Orgulloso. No en vano es el símbolo de un estado. Un icono sagrado de las tribus indias. Una piedra preciosa en mitad del desierto.

Me siento a su lado. Él se deja retratar. Orgulloso de lo que es. De lo que representa.

De pronto desaparece. Regresa al desierto. A un desierto color tierra, que sabe a reseco y suena a cascabel.

martes, septiembre 20, 2005

Lost in translation

Por lo poco que había leido, iba predispuesto a dormirme. Y mira por donde me encontré con un peliculón. Peliculón con todas las letras.

Es la historia de un amor imposible que se cuece a fuego lento. Un amor imposible entre Bob, un cincuentón al que el fin de la madurez le está derrotando y Charlotte, a la que está derrotando el inicio de la misma. Un amor imposible salvo en una de esas extrañas casualidades que de vez en cuando nos brinda la vida. Preferiblemente donde nadie te conoce.

Es una historia lenta. De diálogos escasos, que no regalan ni una palabra de más, pero acertadísimos. De situaciones extravagantes y detalles cotidianos. Y todo ello en el magnífico escenario de Tokyo. Nos adentramos por su calles de metrópoli incontrolada, por sus hermosos rincones con sabor a tiempos pasados, por sus delirantes escondrijos. Y todo adornado con una banda sonora acertadísima.

Bill Murray está inconmensurable. Matrícula de honor. Lo mejor desde Cazafantasmas. Casi se diría que no necesita actuar. Esos chispazos divertidos que suelta como el que suelta un suspiro son espectaculares. Ese aura de triunfador fracasado, esa mirada, esos gestos... Y Scarlett está... para enamorarse. Guapa, dulce, interesante. Entran ganas de abrazarla en todo momento.

Como mejor momento me quedo con el More than this que se canta Murray borracho, mirándola fijamente. Y por supuesto con el final, dulcemente amargo.

Merece la pena. Mucho.

domingo, septiembre 18, 2005

Domingo por la tarde

Hacía tiempo que no tenía nada que hacer un domingo por la tarde. Hacía tiempo que no me aburría.

Y, bueno, ha estado hasta bien.

sábado, septiembre 17, 2005

Fotobites II: Equilibrio


Aquel día desayunamos la mejor mermelada de fresa del mundo. Y vimos las ballenas. Y atardecimos en el lugar de la tierra donde más alto suben las mareas. Y además vimos una roca (balancing rock la llamaban) de cuatro metros, que se asomaba al borde un precipicio desafiando al viento del Atlántico.

Aun cuando parece imposible, se puede mantener el equilibrio. Pero la roca no nos contó el secreto.

jueves, septiembre 15, 2005

Disparen

Pues siguiendo la rueda de interrogatorios que circula por los blogs, yo también me abro a tres preguntas por persona. Si alguien tiene alguna curiosidad malsana es el momento.

Recuerden algunos que sé dónde viven... Habrá premio especial para la pregunta más inteligente.

martes, septiembre 13, 2005

Abueletes

Ayer noche, tras una visita de nuestros vecinos de 80 años para regalarnos unos tomates del pueblo.

Crysania: ¿Cómo crees que seremos cuando seamos abuelos? ¿Cómo ellos?
Raistlin: Pues yo seguro que soy un viejo gruñón y cascarrabias. De esos que están todo el día refunfuñando de todo. De ti, de la juventud, de la mala salud.
C: Seguro que sí.
R: Y tú la típica abuela pesada y empalagosa.
C: Pues sí.

Y no le dije que además espero que se siga riendo con mis payasadas. Que podamos bailar un pasodoble en el hogar de la 3ª edad mientras le pellizco el culo para escándalo público. Que podamos dar la brasa y la propina a los nietos. Que siga haciendo esas tortillas francesas tan ricas. Que se enfade cuando me diga las cosas y siga sin hacerle ni caso.

Que todo siga igual, pero con lo que haya llovido en cincuenta y pico años.

A veces me cuesta decir las cosas, pero no escribirlas.

El jovencito Frankenstein

Divertidísima parodia del clásico de terror de Mary Shelley. Treinta años después de su estreno, ha conseguido hacerme reir, que no es poco para una peli. Nada que ver con las patéticas comedias con las que nos asquea Holywood en los últimos años y que me niego a ver por sistema.

A mi modo de ver es un humor sencillo, directo, puro. Algunas veces demasiado inteligente. Pero es humor del bueno.

Está rodada en blanco y negro en los escenarios originales de los años 30. La película está salpicada de escenas, comentarios y chistes visuales geniales. Gene Wilder anda genial como Dr. Fankenstein. Pero el que se sale es Marty Feldman en su papel de Igor. Simplemente sublime. En las escenas en las que aparece merece la pena centrar la atención exclusivamente en él. Solo con la cara ya te hace soltar una carcajada. Sin duda debería entrar en el Hall of Fame de los personajes de humor. Petante.

Está repleta de escenas para el recuerdo, no creo que pudiera quedarme con una. Supongo que cualquiera en la que Igor pone su sonrisa de mameluco, con esos ojos gigantes a la virulé.

Imprescindible para el que quiera pasar un muy buen rato. Yo diría que junto con La vida de Brian, son los grandes clásicos del humor.

Como curiosidad, aparece Gene Hackman de joven, haciendo de ciego. Si no te lo dicen ni te enteras.

domingo, septiembre 11, 2005

Fotobites I: Tristeza


La tristeza me invadía aquella mañana. Llevaba invadiéndome varias semanas. Yo caminaba sin rumbo fijo. Y, de repente, creí ver una imagen que acumulaba tanta tristeza como yo.

viernes, septiembre 09, 2005

Mantra

Yo no apunto con la mano. Apunto con el ojo. El que apunta con la mano ha olvidado el rostro de su padre.

Yo no disparo con la mano. Disparo con la mente. El que dispara con la mano ha olvidado el rostro de su padre. Yo no mato con la pistola.

El que mata con la pistola ha olvidado el rostro de su padre. Mato con el corazon.

Este es el mantra que Rolando el pistolero inculca a sus colegas de viaje cuando les enseña a disparar. Esto sucede en la inigualable saga La Torre Oscura, que descubrí gracias a mi cuñada. A mí me quedó grabado como un estribillo de una canción o una frase molona de una película. A veces me ayuda a concentrarme. Evidentemente, para mí disparar y matar es una metáfora de conseguir un objetivo.

miércoles, septiembre 07, 2005

Extractos de El Alquimista (IV)


Si lo que tú encontraste está hecho de materia pura, jamás se corromperá. Y tú podrás volver algún día. Si fue solamente un momento de luz, como la explosión de una estrella, entonces no vas a encontrar nada cuando vuelvas. Pero habrás visto una explosión de luz. Y eso solo ya valió la pena.

lunes, septiembre 05, 2005

Memento

Interesantísima película, que me enganchó desde el primer minuto hasta el último. Un argumento muy original: un individuo que pierde su memoria reciente, olvida todo lo que le pasa al poco de que le pase. Además de eso, una puesta en escena increíble: la historia transcurre al revés, desde la última escena hasta la primera.

Al principio ya conoces el resultado de la trama: Leonard mata a John G. Pero no sabes ni cómo ni por qué. Y eso es lo que se va desgranando con sabor a thriller del bueno. Además, así se consigue que te vayas sintiendo como Lenny: no tienes ni idea de lo que está pasando. Como si lo hubieras olvidado. Cada escena es un sorpresa y a la vez un rayo de luz sobre lo que sucede.


A mí me exigió un gran esfuerzo ir siguiendo la peli, porque a la vez que intentas imaginar cómo sería la vida olvidando todo vas intentando desvelar toda la intriga. Y conforme vas atando cabos vas retrocediendo otra vez para comprender las escenas pasadas (futuras en la película). Un poco de caos. Cuando terminó la peli tuve que estar diez minutos repasando mentalmente todo lo que había pasado para terminar el rompecabezas. Se mantiene la tensión durante todo el metraje.

Imprescindible volver a verla, así le sacaré mucho más jugo y podré percibir toda esa intrahistoria y todos esos detalles que de una primera pasada no he podido cazar.

Muy buena la escena en la que discute con Carrie-Anne Moss (lo siento, pero aunque está correctísima sin el traje de cuero no es la misma) . Y el agobio cuando no encuentra el lápiz para anotar lo que le ha pasado, en dos minutos lo habrá olvidado todo. El protagonista (Guy Pearde, un actor descnocido, al menos para mí) trabaja realmente genial.